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Este martes 6 de agosto, la Iglesia celebra la Fiesta de la Transfiguración del Señor. San Lucas nos narra el acontecimiento en el que Jesús va al monte Tabor a orar y lleva consigo a tres de sus discípulos: Pedro, Santiago y Juan.
Al estar orando, después de haber anunciado su Muerte y Resurrección a sus discípulos, Jesús cambió de apariencia y sus vestiduras se hicieron blancas y relampagueantes. A su lado aparecieron Moisés y Elías para hablar de la muerte que le esperaba en Jerusalén.
¡Qué experiencia tan extraordinaria para Pedro, Santiago y Juan! Tan solo unos días antes habían escuchado a Jesús hablar sobre lo que le esperaba, sobre su Pasión y su Muerte. Ahora, Jesús les permite experimentar, aunque sea por un momento, la gloria de su Resurrección. Esto debió haberlos llenado de esperanza. Jesús sabía que era necesario que sus amigos pudieran vislumbrar, aunque sea por unos minutos, la promesa de la Resurrección, no solo de Cristo, sino de cada uno de ellos. Sin esto, los discípulos no hubieran podido soportar el sufrimiento que se avecinaba.
Pidamos a Dios que nos permita recordar que la batalla está ganada. Que el sufrimiento y la muerte no tienen autoridad en nuestras vidas. Vivamos con la firme esperanza de que, un día, nosotros también podremos estar junto a Jesús en toda su gloria. Amén.
Imagen: iStock.com/BibleArtLibrary
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