En la segunda lectura de este domingo, San Pablo nos dice que todos somos miembros del cuerpo de Cristo y que cada miembro, aunque realiza funciones diferentes, es tan importante y vital para que el cuerpo pueda funcionar y seguir viviendo.
El Papa Francisco nos exhorta a recordar “más a menudo lo que somos, lo que ha hecho con nosotros el Señor Jesús. Somo su cuerpo, ese cuerpo que nada ni nadie puede arrancar de Él, y Él recubre con toda su pasión y su amor…”. El Santo Padre reconoce que en nuestro caminar como Iglesia encontramos dificultades, divisiones, y envidias que fracturan a la comunidad y nos ofrece 3 consejos prácticos para combatirlas:
- Apreciar los dones de los demás.
- Expresar gratitud.
- No considerar a nadie superior a los otros.
Pidamos, en unión con el Papa, que la gracia y abundancia de los dones del Espíritu Santo nos ayuden a vivir realmente como familia, como signos visibles del cuerpo de Cristo.
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