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“La vida no consiste enposesiones’’. –Lucas 12, 15
Dos de mis hermanas han sobrevivido a incendios domésticos. Ellas y sus familias no sufrieron daños, pero ambas perdieron todo lo que tenían. Fue una situación angustiosa.
Lo que no se puede reemplazar son los álbumes de fotos, de recortes, cartas de amor, regalos especiales y reliquias previas a la computadora. Una forma más profunda perderá fragmentos del pasado que nos dicen dónde hemos estado y a quién hemos amado. Las pérdidas íntimas fueron olvidadas con el paso del tiempo, que es la curación real.
En todo el mundo, cada día, las personas pierden cosas valiosas que son insustituibles. Hogar, medios de vida, independencia, salud, movilidad, vista, audición, ciudadanía, cultura, respeto y todos los elementos vulnerables que nunca poseen con la certeza que imaginamos. No podemos aferrarnos a nuestros seres queridos, ni siquiera con las manos apretadas con fuerza. Jesús nos exhorta a ser ricos en lo que importa a Dios. San Pablo nos da la lista: fe, esperanza y amor.
¿Qué es lo que más te ha dolido al perder?
¿Dónde está tu tesoro ahora?
OREMOS… Las ilusiones de riqueza y entretenimiento nos atraen con sus agradables promesas si solo invertimos nuestro tiempo en ellas. Señor, llámanos desde la tumba de las horas vacías que pasamos adquiriendo lo que no puede darnos vida. Guíanos a los momentos tranquilos de contemplación, el calor de las relaciones genuinas y la emoción de la esperanza. A través de Cristo nuestro Señor. Amén.
Debido a que El Evangelio en el hogar hace una pausa durante los meses del verano, tomaremos nuestras reflexiones semanales de Para meditar las lecturas dominicales.
Traducción: Antonio Andraus Burgos
Imagen: iStock.com/Zephyr18
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