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El P. Raniero Cantalamessa, OFM, predicador para la casa Pontificia con los tres últimos Papas, dice que la gran paradoja de la humildad es que “la tiene quien cree que no la tiene, no la tiene quien cree tenerla”.
El P. Cantalamessa, en varios de sus escritos y predicaciones, ha compartido que la humildad no es eso que estamos acostumbrados a pensar. La humildad no está en SER pequeños, porque uno puede ser pequeño y nos ser humilde. La humildad tampoco consiste en SENTIRSE pequeño, porque esto puede ser fruto de un complejo de inferioridad u otros temas de salud mental. El predicador del Papa nos recuerda que la humildad tampoco está en DECIRSE humilde, pues uno puede decir hasta el cansancio que es humilde y no estar convencido en el corazón.
La humildad de la que nos habla el Evangelio esta semana, tal y como la explica el P. Cantalamessa está en HACERSE pequeños por amor a los demás. La humildad es la disponibilidad de descender y servir. Jesús descendió, se humilló. Es Dios y descendió para tomar la condición de siervo.
Oremos. Te pedimos Señor que inundes nuestros corazones con la disponibilidad de servir con humildad a los demás, sobre todo a los niños que estarán bajo nuestro cuidado durante el año escolar que está por comenzar. Amén.
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