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La primera lectura y el Evangelio de este Decimoquinto Domingo del Tiempo Ordinario hablan sobre los mandamientos de Dios. Escuchamos la parábola del buen samaritano en el Evangelio de Lucas. Jesús nos dice que debemos a amar a Dios y a nuestro prójimo para poder tener vida eterna. La última frase de la primera lectura me llamó mucho la atención. Dice que la Ley de Dios es algo muy a nuestro alcance, que ya está en nuestra boca y corazón. Solo tenemos que cumplirlos.
Algunas veces los mandamientos de Dios parecen ser una tarea imposible de cumplir, algo que solo los santos y personas especiales pueden seguir. Pero nuestro Padre Celestial nos conoce y entiende nuestras limitaciones, tanto que él pone su Ley en nuestros corazones. No es algo que debamos buscar lejos. La Ley de Dios ya vive en nosotros, solo tenemos que seguirla.
Que estemos abiertos a cumplir la ley del amor que Dios ha puesto en nuestros corazones y así vivir según so voluntad, dando gloria a su Hijo Jesucristo. Amén.
Imagen: KieferPix/Shutterstock.com