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El Evangelio del domingo frecuentemente se malinterpreta. Jesús no está diciendo que la mujer es un perrito; sino que está tratando de explicar que no es una persona que fue educada en la fe y que sin embargo muestra una gran fe. Para algunos, ella era invisible. La mujer es persistente y fiel, dos cosas que nosotros debemos imitar.
Las palabras de la mujer: “¡Señor, ayúdame!”, me recuerdan a las palabras de Pedro en el Evangelio del domingo pasado. Cuando se bajó de la barca para caminar sobre las aguas durante la tormenta, Pedro sintió miedo y comenzó a hundirse. Él dijo: “¡Señor, sálvame!”.
Podríamos esperar que Pedro tuviera más fe en Jesús que la mujer cananea que no es ni judía ni seguidora de Jesús. Sin embargo, la fe de Pedro flaquea, por lo que Jesús le responde: “Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?”. De manera contraria, Jesús se sorprendió ante la fe de la mujer. En ambos casos, Jesús actúa inmediatamente para ayudar y salvar.
Si nuestra reacción durante las dificultades es como la de Pedro o como la de la mujer cananea, podemos confiar que Jesús va a responder inmediatamente a nuestras súplicas. Lo importante es recordar que debemos acudir a Jesús confiando en su fidelidad.
Traducción: Erika De Urquidi
Imagen: MIA Studio/Shutterstock.com