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Y estaba extrañado de la incredulidad de aquella gente. –Marcos 6, 6
Hace tres décadas tuve un dolor crónico en la muñeca debido a una fractura prematura del hueso. Alguien me preguntó si quería ser sanado, ofreciéndome orar por la herida. La pregunta me dio miedo y dije que no. Durante días reflexioné sobre esa respuesta. ¿Por qué no dije que sí, si quiero ser sanado? La verdad es que sí quería ser sanado, pero no quería que se hiciera “de esa manera’’. El problema era que la curación por la fe no figuraba en mi universo racional. Tal evento cambiaría la forma en que imaginaba que el mundo y la religión deberían funcionar. No quería perturbar mis creencias predeterminadas. Preferí vivir con el dolor y el mundo tal como era. Afortunadamente para mí, tuve una segunda oportunidad para responder a esa pregunta: “¿Quieres que te curen?’’. Esta vez dije que sí y lo estaba. Dios es más grande que nuestra imaginación.
¿Crees en los milagros bíblicos? ¿Crees que los eventos milagrosos son posibles hoy?
Debido a que El Evangelio en el hogar hace una pausa durante los meses del Verano, tomaremos nuestras reflexiones semanales de Para meditar las lecturas dominicales.
Imagen: Good News Productions International and College Press Publishing (CC BY-NC-ND 4.0) via FreeBibleimages.org
