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“¿Con qué compararemos el Reino de Dios? ¿Con qué parábola lo podremos representar? Es como una semilla de mostaza . . .” –Marcos 4, 31–31a
Con el Día del Padre que se aproxima, reflexionemos sobre la importancia de contar historias. Todo padre sabe que contar cuentos es parte de ser papá. Algunas historias que transmitimos a la próxima generación son cuentos de hadas, lo que de ninguna manera sugiere que no sean ciertas, solo porque en realidad no sucedieron. La mayoría de las historias contienen pepitas de sabiduría sobre cómo funciona el mundo, qué valorar y cómo sobrevivir. Incluso, las historias basadas en la historia: “Cuando yo era niño …’’ generalmente apuntan hacia una lección moral o consejos útiles.
Jesús era un narrador de cuentos, un rasgo que heredó de su Padre, quien puso en movimiento la historia del universo. Esta parábola repite una que Ezequiel contó seis siglos antes. El personaje principal no es un majestuoso cedro, sino un arbusto de mostaza: no muy elegante. El mejor atributo del arbusto de mostaza es que es muy ramificado, con espacio suficiente para que todas las aves locales encuentren un lugar. El reinado venidero de Dios es así: protector y útil, como un buen padre, sin los aires regios de una monarquía. Esa es una historia que esperamos compartir.
¿Qué tipo de árbol, arbusto o planta describe mejor tu papel en su familia o comunidad?
Debido a que El Evangelio en el hogar hace una pausa durante los meses del Verano, tomaremos nuestras reflexiones semanales de Para meditar las lecturas dominicales.
Imagen: Bachkova Natalia/Shutterstock.com